El mensaje que estás a punto de leer está basado en un breve texto que se encuentra en la Biblia. Dios dice, “Por tanto, de esta manera te haré a ti, oh Israel; y porque te he de hacer esto, prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel” Amos 4.12. Este versículo declara un principio eterno con Dios, las palabras son una invitación y una advertencia para toda generación—Prepárate Para Venir Al Encuentro De Tu Dios.
Cerca de cien años atrás, la compañía más grande de ferrocarriles en nuestro país, vió el peligro y la muerte que tan a menudo resultaba de la colisión de las locomotoras de acero con autos y camiones en los cruceros del ferrocarril. Así que la compañía ofreció un premio de $2500 a la persona que sugiera las tres mejores palabras que serían usadas como palabras de advertencia en los cruceros del ferrocarril. La persona bastante sabia y bastante afortunada para ganar el premio ofreció tres palabras que ya haz visto a menudo: Detente, Mira, Escucha. Cada una de estas tres palabras costó $833, pero las palabras no son de uso para la seguridad de las personas en los cruceros de ferrocarril, a menos de que ellas sean obedecidas. ¿De qué sirve la palabra “detente” si las personas no se detienen? ¿Qué protección ofrece la palabra “mira” si uno no mira? ¿Qué advertencia da la palabra “escucha” si nosotros no escuchamos? De igual manera tú puedes tener contacto con todo tipo de enseñanza sobre preparación para ir al Cielo, y aún así ir al Infierno, a menos que te prepares.
1. Notemos La Simplicidad De Las Palabras
Cada palabra del texto es extremadamente simple. La Biblia dice, “Prepárate para venir al encuentro de tu Dios.” “Prepárate” simplemente significa “estar listo”—estar listo para la muerte, estar listo para el juicio, estar listo para la venida del Señor. Las Escrituras dicen que las personas no están listas para venir al encuentro de Dios cuando nacen en este mundo. Dios dice que toda persona ha nacido en iniquidad. Esto significa que nuestros pecados deben ser cubiertos para venir al encuentro de Dios en paz. Y la Biblia es clara en declarar el hecho de que nada pero la sangre de Jesucristo puede remover los pecados. 1 Juan 1.7 dice “y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”
La palabra “Prepárate” es muy sencilla. No es un misterio para nadie. Las palabras del texto no son un problema de matemáticas. Todos saben exactamente lo que significan. “Prepárate para venir al encuentro de tu Dios” significa “Alístate para venir al encuentro de tu Dios”—esta tan claro como un camino de asfalto a lo largo de un campo de nieve. Y aún así estas palabras extremadamente simples son aparentemente malentendidas. Personas se preparan para el matrimonio. Algunos se preparan para salir de vacaciones. La mayoría preparan a sus hijos para el primer año en la escuela. Muchos se preparan para la edad avanzada sacando pensiones. De hecho, la mayoría de la gente se prepara para todo y cualquier cosa—excepto para lo más importante en esta vida y en la eternidad—y esto es venir al encuentro con Dios. Pon atención a estas palabras sencillas de la Biblia: “Prepárate para venir al encuentro de tu Dios.”
2. La Certeza De Venir Al Encuentro Con Dios
Hay una cosa cierta—todos debemos venir al encuentro con Dios. El rico y el pobre, el anciano y el joven, el culto y el inculto—todos vendremos al encuentro con Dios. Tal vez hayas cancelado muchos compromisos aquí en esta vida, pero hay un compromiso que deberás mantener. Tendrás que encarar al Dios que te creó. La escritura dice “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Romanos 14.12).
Uno pudiera morir de repente y ser escoltado a la presencia de Dios sin advertencia alguna. Un predicador anciano en Escocia quien era un tanto excéntrico, fue al taller de un hombre en su comunidad. El encargado del taller dice, “Estaba ocupado en mi taller, cuando de repente en medio de mi trabajo, entró el predicador sin tocar y sin dar aviso alguno.” El predicador dijo, “¿Me esperabas?” “No señor, no lo esperaba,” el encargado del taller indicó. El predicador pausó por un momento, y luego dijo sombríamente, “¿Qué tal si yo hubiera sido la muerte?” y luego se volvió y salió tan rápido como llegó. El encargado del taller (cuando cuenta esta experiencia) dice que le causó detenerse y pensar, y como resultado de este incidente, se volvió al Señor Jesús en arrepentimiento y fe.
Para el Cristiano el venir al encuentro de Dios será una experiencia emocionante. El Apóstol Pablo, cerca del final de su vida, dijo, “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano” (2 Timoteo 4.6). La muerte llegó pronto después de que él había anunciado esas palabras. Pero para el incrédulo, el venir a encontrarse con Dios, será una experiencia espantosa. La Biblia dice “Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo” (Hebreos 10.31). Y otra vez, “Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable” (Números 14.18). Si tú resistes el amor de Dios, no recibes Su salvación y desprecias Sus advertencias—el día que estés delante de Él será un día terrible.
3. Lo Ridículo De Posponer La Decisión
Cada uno de nosotros ha ofendido a Dios muchas veces. La justicia de Dios demanda que nosotros seamos castigados por nuestros pecados, pero el amor de Dios ha proveído un remedio. Ese remedio es la muerte del Hijo propio de Dios. Isaías dice, “mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” De manera que la muerte de Cristo será efectiva como expiación de nuestros pecados, cuando le recibamos a Él en nuestros corazones. Sin embargo, la tendencia es el posponer esta decisión. “Posponer” significa “dejar para un momento o fecha posterior.” La Biblia nos dice como Pablo le predicó a Félix (el gobernador Romano de Judea) sobre el plan de salvación de Dios, y Félix respondió, “Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré” (Hechos 24.25).
Cualquiera de nosotros pudiera morir antes de las 10:30 esta noche. Nunca sabremos cuando nuestra muerte vendrá, pero cuando Dios llame nuestro número, nos llevará. Algunas personas tienen la idea de que se podrán esperar hasta la onceaba hora antes de dar sus corazones al Señor. Pero, la mayoría de las personas que planean esperar hasta la onceaba hora, mueren a las diez treinta. Nunca lo llevan a cabo. Siempre será peligroso tal decisión.
“Al reloj de la vida se le ha dado cuerda una sola vez,
y no hay hombre que tenga el poder
de decir cuando las manecillas se detendrán,
a la hora tarde, o a la temprana.”
4. La Tontería De Rechazar a Cristo
La salvación es un regalo. No es algo que se puede ganar. La Biblia dice, “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6.23). El pecado es ilustrado como un patrón que paga salarios. Y el salario atroz del pecado es la separación del cuerpo y el alma de la presencia de Dios para siempre. Pero si “la paga del pecado es muerte”—nosotros estuviéramos inclinados a pensar que la segunda parte del versículo debería de leer, “la paga de la santidad es vida.” Pero simplemente dice, “El regalo de Dios es vida eterna.”
La vida eterna es un regalo. Dios absolutamente se rehúsa a vender la salvación. En la última página de la Biblia encontrarás esta invitación final: “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22.17). La salvación es el regalo gratuito de Dios. Muchos creen que por sus obras, buenas acciones, ceremonias, y mucha actividad eclesiástica—estarán preparados para el encuentro con Dios. Pero la Biblia dice “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia” (Tito 3.5). Ninguna persona puede pararse y decir, “Yo he hecho esto y aquello, y Dios me debe la salvación.” Las buenas obras son extremadamente importantes en la vida del Cristiano, pero ellas nunca podrán hacer expiación o reparación de nuestros pecados. Somos salvos a través de la fe en Jesús quién vino a la tierra, a derramar Su sangre en el Calvario, y tomó nuestros pecados sobre sí mismo. Por medio de este acto, Él aseguró el perdón de nuestros pecados. Este es un favor que Dios hizo por nosotros—y Dios ofrece esta salvación como un regalo para ti.
Estoy seguro de que estás al tanto del hecho de que un regalo no es un regalo a menos que sea aceptado, y que un perdón no es un perdón si este sea rehusado. Uno de los casos más extraños de la historia Americana, se enfoca alrededor de un hombre llamado Jorge Wilson. Él fue sentenciado por la corte de E.U. en Filadelfia (atrás en 1830) a ser colgado por robar el correo, y por asesinato. Andrés Jackson era presidente de los Estados Unidos, y tras la petición de muchos amigos de Jorge Wilson (tres semanas antes de que fuera colgado), Andrés Jackson emitió un perdón para Wilson. Pero Wilson asombró al mundo por rehusar aceptar el perdón e insistió que se le colgara de acuerdo a la decisión de la corte. Jorge Wilson declaró que el perdón no es perdón a menos que sea aceptado. Este fue un tema en la ley que jamás se había tratado, porque anteriormente cuando un perdón fue emitido, era siempre aceptado gozosamente. ¿Debiera el comisario aceptar la decisión de la corte y colgar a Wilson, o debiera él aceptar el perdón presidencial y liberarlo? Como la ley guardo silencio en esta situación, el Presidente Jackson recurrió a la Suprema Corte para decidir la cuestión enseguida. La decisión se leyó así: “Un perdón es un papel, el valor del cual depende en la aceptación por la persona implicada. Difícilmente pudiera imaginarse que una persona ante una sentencia de muerte, rechazaría aceptar el perdón, pero si ha sido rechazado, no es perdón. Jorge Wilson deberá ser colgado.” Y Jorge Wilson fue colgado.
La mayoría de la gente está de acuerdo que Wilson fue un tonto por rechazar aceptar el perdón, y aún muchas de estas mismas personas diariamente rechazan lo que Dios ha proveído para ellos. Si tú no eres salvo ahora—eres un pecador bajo la sentencia de pecado y condenado a morir eternamente en las tinieblas exteriores del Infierno. ¡Pero ahora Dios te está ofreciendo un perdón! Él te está diciendo que no necesitas morir, porque Jesús murió por ti. Difícilmente pudiera imaginarse que una persona en su juicio cabal rechazaría el perdón del amor de Dios, el cual Jesús pagó en el Calvario—pero si tú rechazas esta oferta, no es un perdón. Entonces tendrás que cargar tu propio castigo y pagar la pena por el pecado por ti mismo.
Dios en su Palabra ruega, “Cree en el Señor Jesucristo . . . arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 16.31; 2.38). ¿Porqué no hacerlo ahora?