Nosotros vivimos en medio de una revolución moral tremenda. Nuevos sistemas de creencia están emergiendo en todas partes. La mayoría de nuestra sociedad está orientada hacia el placer. El ambiente es de permitir todo y atreverse. Hay una actitud de falta de reverencia hacia Dios y hacia las cosas sagradas. Ha habido un cambio muy definido de las normas aceptadas hace pocas décadas. Nuestra época apesta por la inmoralidad sexual.
La Biblia habla claramente acerca de los pecados de la impureza sexual y los condena de manera enfática (I Corintios 6.9), y a la vez, ofrece una esperanza para que los que han sido culpables de practicar la inmoralidad puedan ser salvos (I Corintios 6.11). El séptimo mandamiento dice “No cometerás adulterio” (Éxodo 20.14). Estas son las palabras negativas y de prohibición, de parte de Dios. El Señor declara el lado positivo en Proverbios 5.18-19 cuando dice que se debe alegrar con la mujer de su juventud, y que sus caricias le deben satisfacer en todo tiempo. El pasaje clave de la Biblia con referencia al asunto de la pureza sexual dice, “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.” (Hebreos 13.4)
¿Por qué es correcta la relación sexual solamente dentro del matrimonio? Una respuesta es que Dios sabía que la relación física entre un hombre y una mujer podría dar paso al nacimiento de un niño, y Dios sabía que el niño necesitara los tiernos y amorosos cuidados de un papá y una mamá. Entonces Él ha dado Su bendición a la relación sexual solamente dentro del contexto de familia y matrimonio, donde los hijos más probablemente recibirán tal amor y cuidado. Entonces cualquier actividad sexual fuera del vínculo honroso de matrimonio es inmoral e impura. Es un pecado perverso y vergonzoso.
1. Los Tipos del Adulterio
La palabra “adulterio” significa “corromper, hacer impuro” — y por eso el adulterio es un término general que se refiere a una variedad de perversiones y actividades ilícitas. El adulterio (en el sentido general) incluye cualquier violación de la dignidad del sexo. Incluye el incesto y la violación y la seducción y la fornicación y la lujuria y la lascivia y la infidelidad y la promiscuidad y la homosexualidad y la prostitución y todo el ámbito de impurezas relacionadas.
a) El adulterio físico — es el acto de tener relaciones sexuales con alguien aparte de su propio cónyuge. Levítico 18.20 lo dice claramente, “No tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo.”
David, en el Antiguo Testamento, cometió el adulterio, y aunque fue perdonado, él llevó su pesar hasta la tumba. Algunos de ustedes podrían haber cometido el pecado de la inmoralidad. Ustedes, los esposos, posiblemente se habrán acostado con otra mujer, siéndole infiel a su esposa. O tal vez algunas de ustedes, las esposas, habrán tenido relaciones ilícitas con otro hombre, siendo infiel a sus esposos. A menos que haya confesado su pecado, y se haya puesto a cuentas con Dios y las personas, algún día será pecador en las manos de un Dios de airado. Dios juzgará toda forma de impureza — la fornicación, el adulterio, el lesbianismo, la sodomía, etcétera. ¡Nadie se escapará, no importa qué tan escondido esté el cuarto de dormir!
b) El adulterio legalizado — es posible porque las leyes de muchos países permiten el divorcio y las segundas nupcias. El divorcio es legal por la mayoría de motivos en EEUU. Pero Jesús dice claramente, “Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella.” (San Marcos 10.11) Estas mismas palabras se dicen acerca de la mujer que divorcia a su esposo.
Fue legal divorciarse y volverse a casar en el tiempo de Pablo (y en el tiempo de Juan el Bautista) bajo la ley romana. Sin embargo, Juan el Bautista le dijo claramente a Herodes, “No te es lícito tener la mujer de tu hermano” (San Marcos 6.18). Bajo la ley de Dios, los votos matrimoniales unen a un hombre y una mujer por toda la vida, y solamente la muerte puede separar esa unión. El casarse nuevamente de parte de una personal divorciada constituye un estado de adulterio, y mientras muchas veces es legal según las leyes del país, es pecado a los ojos de Dios.
c) El adulterio mental — es la clase de adulterio que resulta de una mirada sensual. Es posible no tocar a una mujer, pero a la vez, detenerse pensando en libros y fotos y revistas y programas de televisión de tal manera que da rienda suelta a las imaginaciones. Muchos sueñan con el pecado, imaginan el pecado, y si tuvieran la oportunidad, consintieran al pecado; lo único que les falta es la ocasión para pecar.
Nunca tenemos que permitir que las imaginaciones pecaminosas se acumulen en nuestras mentes, tal como nunca permitiéramos que la basura se acumule en la sala de nuestras casas. Jesús no solamente prohíbe las acciones inmundas que son visibles, también condena la impureza del corazón. Él dice que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón (San Mateo 5.28). La palabra “mira” habla de una acción continua. Jesús no está hablando de la primera vista involuntaria que podría despertar un deseo malo, sino está condenando el acto de estar habitualmente preocupado con el sexo ilícito. La mayoría del adulterio físico comienza con una mirada sensual.
d) El adulterio provocado — es el adulterio que resulta cuando alguien facilita que otro cometa el adulterio. En San Mateo 5.32, Jesús habla del divorcio y dice que alguien que repudia a su mujer “hace que ella adultere.” O también hay otros que les encanta despertar las pasiones de otros por medio de contar las historias sucias, mostrar fotos obscenas y detenerse hablando de lo inmundo. Todavía hay otros que se visten de manera indecente, modelándose en ropa corta, transparente y apretada — y parece que tienen el propósito de enfatizar las partes del cuerpo para atraer al sexo opuesto.
Si una persona es cómplice del crimen, o ayuda a planear el crimen, o si provoca el crimen — él es igual de culpable que la persona que comete el crimen — aunque él mismo no realmente cometió el acto malo. De igual manera, la persona quien por medio de acciones o vestuario, despierta las pasiones sexuales en otra persona — es igual de culpable como la persona que se atrae de manera incorrecta. Por ejemplo, los pantalones que las muchachas ponen, suelen ser apretados en los lugares adecuados para que sean obviamente inmodestos, y de esta manera provocan el adulterio en las mentes de los hombres. El hombre que es atraído de manera incorrecta, tanto como la muchacha quien se viste de manera pecaminosamente atractiva — ambos son igualmente culpables ante Dios.
Estos han sido los diferentes tipos del adulterio.
2. Los Resultados del Adulterio
El adulterio es malo por una variedad de razones. Infringe la ley de Dios. Daña a las personas. Afecta las generaciones futuras. El adulterio es un pecado serio.
a) El adulterio destruye la sociedad. La inmoralidad y el libertinaje han llevado a nación tras nación a la derrota. Los pecados de la impureza trajeron azufre y fuego sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra. El pecado del adulterio golpea al corazón del orden social.
b) El adulterio trae culpa al individuo. El sexo ilícito trae sentimientos de culpa y vergüenza. Roba la persona de su paz. Hace doler a la conciencia. En Salmo 51 encontramos al salmista David buscando el perdón de Dios por la picadura de la culpa que le trajo el adulterio que había cometido con Betsabé. David cosechó lo que había sembrado, porque después de su aventura con Betsabé, las cosas nunca eran iguales. Él con gusto hubiera cambiado los últimos años trágicos de su vida por la inocencia que una vez había conocido cuando era un pastorcito cuidando las ovejas de su papá.
c) El adulterio daña a otras personas. El hombre que comete ciertas clases de pecado puede decir, “Esto es asunto mío.” Pero los pecados sexuales son distintos; dañan a otras personas. Muchos dicen que el sexo es una función del cuerpo tal como comer o dormir o tomar, entonces es algo que el cuerpo exige y se tiene que satisfacer. Ellos razonan que si no se satisface tal reclamo, se causará todo tipo de problema emocional. Sin embargo, tenemos que recordar que el comer y dormir y tomar son acciones individuas, mientras el sexo por naturaleza es una relación interpersonal. Más de una persona se involucra. Entonces, cuando se abusa del mismo, tiene efectos devastadores y prolongados. Daña no solamente a un individuo, sino también al participante en el acto.
3. El Remedio del Adulterio
Hoy día cada uno de nosotros vivimos en un mundo lleno de sugerencias para cometer la inmoralidad sexual. Entonces cada uno necesitamos un sistema de defensa fuerte para poder resistir la tentación de llegar a ser lascivos.
a) Atrévase a ser diferente del mundo a su alrededor. Fíjelo claramente en su mente que los cristianos deberían de ser distintos. El mundo a nuestro alrededor — las personas incrédulas (tal vez nuestros vecinos, nuestros socios y compañeros de trabajo, nuestros compañeros de clase) — les amamos; hay mucho para admirar en ellos; deseamos que salgan en el lado del Señor; tenemos que orar por ellos y tratarles amablemente — pero los inconversos viven en un mundo distinto al nuestro, y se dirigen hacia otro destino. Son esclavos de otro maestro. La manera en que nosotros vivimos, el tipo de compañía que buscamos, nuestra forma de hablar, y la manera de vestirnos — tiene que ser diferente de las prácticas pecaminosas del mundo.
b) Evitar circunstancias que podrían llevar a los problemas. Dios dice a los que buscan la pureza a “huir.” Hay que “huir de la fornicación” (I Corintios 6.18) y “apartarse de la iniquidad” (II Timoteo 2.19). Tenemos que evitar con firmeza cualquier persona o actividad u ocasión que nos haría caer. Haga pacto con sus ojos (Job 31.1). Cierre los oídos a cualquier conversación sucia. Limite el mirar el televisor. No lea ninguna cosa que contamina la imaginación. Evite los lugares y las personas que tienden hacia las actividades inmorales. Si no desea hacer negocios con el diablo, entonces, evite su taller!
c) Volver a Cristo para recibir el don de la fuerza moral. Quien recibe a Cristo como Maestro y Guía de su vida, tiene a Alguien que le ayudará a enfrentar la tentación, y que le dará el poder de decir “sí” a la pureza y “no” al jalón asustador del pecado. Quien recibe a Cristo recibe también el don del Espíritu Santo — un Conserje quien nos ayuda a mantener puro y limpio el cuerpo. Tenemos que cultivar un sentido de la presencia de Dios, dándonos cuenta que los ojos del Señor “están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos” (Proverbios 15.3). Necesitamos orar de manera seguida las palabras del himno, “Puro de Corazón…Yo quiero ser.”
Para los que han jugado con la fornicación y el adulterio y la homosexualidad, hay buenas nuevas. María Magdalena había sido inmoral, pero Jesús cambió su vida. Jesús le dijo a la mujer que fue sorprendida en el acto mismo del adulterio, “Ni yo te condeno; vete y no peques más.” Jesús nunca condonaba o aprobaba los pecados de la inmoralidad. Él siempre condenaba la impureza sexual, pero para los que reconocen su pecado, y hacen las confesiones apropiadas, y se separan de las relaciones incorrectas, y se resuelven vivir una vida limpia — hay perdón completo y limpieza total. Usted posiblemente llevará la cicatriz de su pecado hasta la muerte, pero Jesucristo le puede salvar si Ud. tiene voluntad de cumplir con las condiciones. ¿Por qué no entrega su vida a Él?