Lo que llega más cerca de ser el Cielo aquí en la tierra es la familia y el hogar cristiano, donde el esposo y la esposa, los padres y los hijos, viven juntos en amor y paz, dedicados a Dios y el uno al otro. Para su contraste, lo que llega más cerca de ser el infierno aquí en la tierra es un hogar no piadoso, roto por el pecado y la iniquidad, donde los padres riñen y pelean y se separan, y donde los hijos se entregan a las fuerzas de maldad para ser criados con casi nada de entrenamiento.
La palabra “hogar” quizá le lleva hacia muchos años atrás, y para algunos, les lleva a través de cientos de millas de espacio—al lugar que en sus recuerdos, para siempre será el lugar más sagrado entre todos los lugares de la tierra. Se recuerda del lugar donde creció como muchacho o muchacha, jugando en el sitio con los hermanos y los vecinos, y donde se sentaban alrededor del fuego de la cocina en las noches lluviosas con su papá y mamá y los demás de la familia. Hay ciertos sentimientos que se asocian con ese lugar, sentimientos que no poseen ningún otro lugar en toda la tierra.
En este mensaje queremos ver qué dice la Biblia acerca de los deberes de los diferentes miembros de la familia, deberes del uno hacia el otro tanto como deberes para con el Señor.
1. Los Deberes de la Esposa Hacia el Esposo
a) La esposa cristiana tiene que sujetarse al esposo. Efesios 5.22-23 dice: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.”
El matrimonio no es una propuesta de 50-50. Los esposos no tienen que estar juntos en una posición de jefatura o liderazgo. Nuestro Señor dice claramente: “El marido es cabeza de la mujer.” Esto no indica que la mujer es menos importante que el esposo en el hogar, o que ella sea esclava del esposo. Sin embargo, quiere decir que ella tiene que someterse al liderazgo de su esposo. La única excepción sería si él le pidiera quebrantar alguna enseñanza clara de la Biblia (Hechos 5.29).
El Señor manda a los esposos que amen a sus esposas, y si el esposo amara a la esposa como Cristo ama a la iglesia, ella no tuviera ninguna dificultad en someterse a él. Cuando se presentan los problemas (y sí, se presentarán), se deberían de hablar juntos con cuidado. Se debe tomar una votación. Si los dos están de acuerdo, que bueno. Pero en el caso de un empate (la esposa vota por un lado, y el esposo por el otro), entonces el esposo debe decidir que se hará. El esposo debe asumir el liderazgo final en el hogar.
b) La esposa debería de respetar y admirar a su esposo. Efesios 5.33 dice: “Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo y la mujer respete a su marido.”
La esposa debería respetar a su esposo. Esto parece ser aun para la mujer que tiene un esposo inconverso (I Pedro 3.1). ¿Qué tipo de vida vive usted ante su esposo? ¿Puede ver él en usted el verdadero vivir cristiano? ¿Es usted alegre, animada, cariñosa, leal, obediente? Algunas mujeres ahuyentan a sus esposos de Cristo porque no les respetan. En lugar de ser alegres y obedientes, se conocen por regañar y fastidiar. No hay nada para quebrantar el espíritu de un hombre como una esposa rencillosa.
c) La esposa cristiana debería de cuidar la casa. Tito 2.4-5 dice: “que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa.”
El hogar tiene que ser la esfera de la influencia de la mujer. Hay demasiadas familias que mantienen un nivel de vivir tan alto que la mamá tiene que trabajar fuera del hogar para poder pagar las facturas. Luego en las tardes, cuando deben sucederse las actividades felices con la familia, las energías de la mamá ya se han agotado, y los deberes urgentes no le permiten ese tipo de actividad y comunicación. Podría haber algunas excepciones, pero por lo general, el padre debería de ganar la vida, y la madre debe cuidar la casa.
2. Los Deberes del Esposo Hacia la Esposa
a) El esposo debería de honrar y respetar a su esposa. 1 Corintios 7.3 nos instruye: “El marido cumpla con la mujer el deber conyugal.”
El esposo debería de mostrar la cortesía merecida a su esposa. Da lástima observar cómo pueden algunos jóvenes ser tan caballerosos, corteses, graciosos, y mostrar respeto a las señoritas cuando las están enamorando/noviando—y después de casarse, llegan a la casa para regañar y quejarse y llegan a ser malhumorados y amargados. El esposo cristiano tendría que recordar que no es fácil para su esposa cuidar la casa, cuidar a los niños, y vivir las cosas fastidiosas que se le llegan con los deberes diarios de la casa. Que el esposo practica con su esposa la cortesía debida.
b) El esposo tendría que considerar la fragilidad física de la esposa. 1 Pedro 3.7 nos exhorta: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil.”
El esposo tiene que mantener en mente que por lo general, su esposa es físicamente más frágil que él. Cada esposo debería de tener cuidado de no crear trabajo adicional que no fuere necesario para su esposa. Pero todavía hay esposos que cuando salen de la casa en la mañana, parece que acababa de pasar un tornado. Y cuando llegan en la tarde, no les importa si entran tierra a la casa. Si nosotros los esposos cerráramos las puertas tras nosotros y pusiéramos nuestra ropa en su lugar, quizá tuviéramos esposas más amables.
c) El esposo debería de amar verdaderamente a su esposa. Colosenses 3.19 dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.”
El esposo debería de mostrar cariño sinceramente para con su esposa. Él debería de decirle que le ama. Debería de tratarle con el mismo amor y ternura y amabilidad que le mostraba cuando eran novios. ¿Cuánto tiempo ha sido, esposo, desde que se acordó de su esposa con aquellas pequeñas señales de amor (dulces o flores), las cuales era tan ansioso por derramar sobre ella cuando eran novios? Si ha sido negligente con este deber—vaya con su esposa, pídale perdón por su desconsideración, saque el certificado de matrimonio, léalo, y ¡dele brillo a ese amor! Si los esposos y las esposas trabajarían tanto para mantenerse el uno al otro, como trabajaron para cacharse, la mayoría de los problemas domésticos serían resueltos para siempre. El sentir del noviazgo tiene que continuarse durante toda la vida matrimonial.
3. Los Deberes de los Hijos Hacia los Padres
a) Los hijos deberían de honrar a sus padres. Dios dice en Efesios 6.2: “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa.”
Es el deber de cada hijo respetar y honrar a sus padres. Si usted tiene la tendencia de sentirse avergonzado de ellos, recuerde que ellos le cuidaban cuando usted era completamente incapaz de cuidarse por sí mismo. A veces se nos olvida que nuestras madres se pusieron en peligro de la muerte por nosotros; somos malagradecidos por el trabajo arduo de nuestros padres; no apreciamos las muchas noches de no dormir que aguantaron ellos para que estuviéramos cómodos nosotros. Todos nosotros debemos a nuestros padres honor, respeto y cortesía.
b) Los hijos deberían de recibir instrucciones de sus padres. Leemos en Proverbios 1.8: “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre.”
Esa amonestación es muy sencilla. Los niños la pueden comprender con facilidad. Es sabio hacerle caso a la instrucción de los padres porque el consejo y órdenes que dan los padres cristianos, por lo general, son para el bien del hijo.
c) Los hijos deben obedecer con diligencia a sus padres. A los niños se les dan instrucciones en Colosenses 3.20: “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor.”
Una de la Escrituras más bellas con respecto a la niñez de Jesús es donde dice: “Y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos.” Si Jesús, el eterno Hijo de Dios, se sujetó a la autoridad familiar, entonces de seguro cada niño debería de obedecer a sus padres. Una de las Escrituras más tristes del Nuevo Testamento es donde dice que los hijos serán “desobedientes a los padres.” Un niño nunca debería de decirle “viejito” a su papá, o “viejita” a la mamá. Niños—traten a sus padres como querrán haberles tratado cuando por última vez se estén despidiendo de ellos, y cuando por última vez estén viendo el rostro de mamá y papá cuando ellos estén acostados en el ataúd.
4. Los Deberes de los Padres Hacia los Hijos
a) Los padres deberían de instruir a sus hijos. Deuteronomio 6.6-7 dice: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas, estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cundo te levantes.”
Mantenga en mente que cada niño llega a este mundo con una naturaleza pecaminosa, y que el bebé bonito que hace gorgoritos en la cuna, pronto demostrará que posee una voluntad propia. Él gritará con gusto si las cosas no van como él quiere. Por eso, cada niño necesita ser instruido con diligencia. Leer y citar la Biblia debería de ser tan natural en su hogar como hablar del clima. Enséñales el camino hacia la salvación. Léales de la buena literatura. Memorice versículos de la Biblia con ellos. Es maravilloso, la cantidad de verdad e información que puede absorber la mente de un niño.
b) Los padres deben ser buenos ejemplos para sus hijos. El pasaje en Deuteronomio 6.6 dice: “Y estas palabras…estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos.”
¡La Palabra de Dios primero tiene que estar en los corazones de los padres! Los niños son unos grandes imitadores. Todos hemos visto a las niñas, vestidas con ropa de las mayores. Quieren ser como Mamá. La mejor manera de “instruir al niño en su camino” es seguir ese camino usted mismo. La mayoría de los hijos quieren ser el tipo de hombre o mujer que es su padre o madre.
c) Los padres deben disciplinar a sus hijos. Proverbios 29.15 dice: “La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.”
El Nuevo Testamento dice que los hijos deben ser criados en “la disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6.4). Algunos no utilizan la vara, pero si desea arruinar a sus hijos, consiénteles cada deseo. Puede estar seguro que la obra de arruinarles pronto se completará. He visto a niños tirarse al suelo y patear y gritar e insistir en que las cosas vayan como ellos quieren. Los padres dicen: “Déjelos, ¡tienen que expresarse!” Que Dios tenga misericordia para con los padres quienes fallan en disciplinar y amonestar a sus hijos. La Biblia nos cuenta del juicio de Dios para una familia, porque el padre (quien fue un buen hombre, ocupado en el servicio del Señor) falló en disciplinar a sus hijos (I Samuel 3.13).
Que Dios nos ayude a vivir “en casa” tan dulcemente, tan tiernamente, y con tanto amor—que los recuerdos que hagamos en nuestros hogares sean como música para el corazón, más dulce que los cantos de los ángeles, y que nuestra red familiar sea sin roto en el mundo venidero.